Hola de nuevo!
Acá les la segunda parte de nuestro viaje a Colombia, la que por supuesto tiene infinidad de fotos de naturaleza y paisajes, así que partamos por el comienzo.
Nuestro tour por el eje cafetero partió muy nublado y lluvioso en un bus camino a la pequeña ciudad de Armenia (cosa que quizás debimos haber omitido ya que para quien no anda en auto no es muy atractiva). Ya instalados fuimos a buscar dónde almorzar una “bandeja paisa” ya que es característica de la zona y la encontramos :) . Todo lo que pudimos recorrer esa tarde fue entre una fuerte lluvia que se compadecía de nosotros de vez en cuando, por lo que decidimos refugiarnos en una cafetería (muuuuy turística y bella) a comer y tomarnos un chocolate caliente (sí, es zona cafetera, pero también chocolatera así que no me juzguen).
Al día siguiente partimos al terminal de buses a tomar una micro que nos llevaría al Parque del café. En un principio teníamos dudas ya que pensábamos que era sólo un parque de diversiones, pero en verdad tenía muuucho más que eso. Llegamos a la entrada donde está el museo del café, hay una cafetería y se tiene la vista a todo un valle y a sus funiculares para bajar al parque. Instintivamente decidí bajar por un costado donde había un camino hacia el “bosque encantado” el que me dejó ALUCINADA con su belleza y variedad de plantas (también habían esculturas de personajes mitológicos, pero no estaban muy bien hechos así que fueron omitidos de las fotos). Monsteras gigantes, flores y miles de plantas que no conocía; una más bella o particular que la otra. Terminado el bosque llegamos abajo a la parte de los juegos, habían muchas montañas rusas a las que no tenía ninguna intención de subirme (no soy fan, pero además con los cambios de altura estaba más mareada de lo normal). Sí nos subimos a un juego de agua (con mucho miedo que se mojara mi cámara) y a una rueda en que las cabinas individuales giraban y te permitía ver esa parte del parque desde la altura. Dentro del parque habían un tren para recorrer, un patio de comidas, paseos a caballo, y muchas actividades y juegos, era para quedarse varios días si vas con niños (o sólo, por qué no). Por la bajada paralela al bosque estaba el proceso del café, donde muestran el cultivo, el crecimiento de la planta, te explican de la cosecha, los procesos y máquinas que usan para su uso final.
Volvimos a Armenia solo para partir a nuestro nuevo destino: Salento. Un pueblito hermoso, muuuy turístico que nos recibió con lluvia también. Llegamos de noche así que no pudimos ver mucho, solo que habían muchos turistas. Para el día siguiente nuestro panorama fue ir al Valle de Cocora, lugar hermoso de donde está inspirada la película Encanto. Para el paseo al valle tuvimos que tomar un Willys, una especie de Jeep-boogie muy antiguo donde subían gente a como de lugar, gente colgando atrás, sin ninguna medida de seguridad, pero pareciera ser que esa era la costumbre. Llegamos al Valle con bastante neblina y comenzamos con la caminata que era bastante más larga de lo que yo esperaba, estaba apenas (otras personas estaba igual), pero el paisaje y las palmeras gigantes entre la neblina me obligaban a seguir.
Al llegar al valle habían otros atractivos y sectores para sacarse fotos, algunos muy inspirados en Encanto, pero claramente cobraban aparte y las filas eran enormes, así que nos saltamos esa parte (tampoco tomé fotos, lo siento)
Después de toda la caminata volvimos a cambiarnos del Hostal a un Hotel muy hermoso en la parte más alta del pueblo. Pasamos a almorzar a un lugar fancy por ahí y dimos vueltas por el pueblo sacando fotos a las preciosas fachadas y subimos también una escalera satánica que nos llevaba a una gran vista del pueblo (por supuesto que la escalera era muy religiosa y tenía la procesión de Cristo en cada zona de descanso, yo por mientras solo pensaba en satán).
A la mañana siguiente descasamos y nos tomamos un contundentísimo (creo que inventé esa palabra) desayuno en el Hotel y nos despedimos de Salento para ir a nuestro próximo destino: las termas Santa Rosa de Cabal.
Tomamos un bus a Pereira, micro a Santa Rosa y después un Willy compartido con una famiilia Colombiana hacia el Hotel. El camino, como podrán imaginar y ver más abajo, estaba lleno de vegetación, cascadas, mantos de eva gigantes y casitas perdidas. El lugar del hotel era hermoso, rodeado de montañas, cascadas y piscinas lo que lo hacía un lugar extremadamente húmedo (nada se secaba, NUNCA). Caminamos, comimos unas hamburrguesitas, descansamos y en la tarde/noche nos fuimos a meter a las distintas piscinas del lugar.
A la mañana siguiente mi pololo pidió el clásico desayuno que incluía el chorizo santarroseño (perdón pero yo en la mañana no puedo), yo pedí el desayuno más turísticos (todo incluía huevos en todo caso). Recorrimos los alrededores y partimos de vuelta a Pereira, donde tomaríamos el vuelo al día siguiente. Esa ciudad era un poco menos turística y nos tocó lluvia también, pero tuvimos uno de los mejores almuerzos de todo el paseo en ‘Latino cocina local’, yo me pedí un enconcado de pescado que estuvo maravilloso y lo que se pidió Diego que no recuerdo su nombre, estuvo exquisito también.
Recorrimos la ciudad dentro de lo que nos permitió la lluvia y la oscuridad y nos guardamos para nuestro próximo destino: Medellín, que leerrán en otro Post ya que esto se ha hecho eteeeerno. Gracias por leer si llegaste hasta acá :)
Nos vemos en el próximo Post!