Lo intenté les juro, de verdad lo intenté, pero no pude elegir menos fotos, así que les pido paciencia si quieren ver todo.
Llegamos en la tarde a Osaka, muy ansiosos por el Matsuri al que íbamos. Dejamos nuestras cosas en nuestra micro-pieza y partimos caminando al evento al anochecer. Rodeando el río, entre fuegos artificiales, parques, gente y más gente llegamos a la calle principal: miles de personas, cientos de puestos de comida, juegos para niños, kimonos y disfraces con cerca de 40 ºC grados y 2000% de humedad. Era fascinante ver cómo preparaban cientos de comidas distintas, queríamos probar de todo, pero el calor quitaba el hambre y tuvimos que ser muy selectivos para escoger, siendo uno de los imprescindibles el Takoyaki, sabrosas bolitas de masa con pulpo y salsa agridulce características de Osaka. No entendíamos ni la mitad de lo que estaban preparando pero todo se veía delicioso.
Caminamos cuadras y cuadras con gente haciendo largas filas por los platos más apetecidos. Comenzamos a devolvernos, nos sentamos, vimos a mucha gente amontonada por algún famoso de pelo blanco, pensábamos volver hasta que vimos varias niñas vestidas iguales y unos policías que estaban cercando las calles: el carnaval iba a empezar (y yo iba a llorar de nuevo).
Lo primero que vimos fue a unos chicos con cabezas de Dragones, no eran muchos, comenzaban a animar el espectáculo de a poco. - Solo para dar el contexto de la emoción, quiero recordarles que en el Matsuri anterior en Kioto, sólo habían hombres, hombres adultos en la procesión, ninguna mujer era partícipe. Además de eso estaba en conflicto también con estas chicas vestidas de lolitas con vestidos cortos a las que contratan para atraer a hombres (adultos en su mayoría) a cafés o restaurants y también con la imagen hiperfemeinizada de la geisha misma. Ninguno de los temas los conozco en profundidad, pero no podría no incomodarme con ellos - Fue ahí cuando vino el momento mágico, esos que te dan fe en la humanidad: comenzó la música animada, tambores y cientos de niñas y mujeres comenzaron a marchar, con flautas, con paraguas, con palitos; todas bailando, sonriendo y cantando al son de la música, todas vestidas iguales, trajes, pantalones, cintas y adornos a elección. Fue hermoso, seguían apareciendo, cientos o miles de mujeres, niñas que apenas habían aprendido a caminar ya estaban paradas ahí, en medio de esa sincronía inspiradora. Ya en la mañana habíamos tenido la experiencia en el precioso bosque en Kinkaku-ji (ver post anterior), así que fue inevitable que lágrimas cayeran nuevamente.
Pasaron diferentes grupos, algunos tocando instrumentos nunca antes escuchados, otros con fuerza de hombre llevando altares sobre sus hombros hasta que pasó el último grupo y volvimos al hotel. (Necesito recordarles que todo esa experiencia fue con 40ºC y 2000% de humedad).
El segundo día partimos al Castillo de Osaka (con un sol infernal), un castillo que funciona más como museo, con paredones sospechosamente parecidos a los aztecas y un parque hermoso (como siempre allá en Japón). Luego partimos a almorzar a un lugar que vimos en el programa ‘Street food’ de Netflix, pero estaba cerrado, así que fuimos al lugar del frente que tenía lo que estábamos buscando: el otro plato típico de Osaka, el delicioso Okonomiyaki. Después fuimos a conocer el sector de Umeda, donde nos encontramos con más danzas típicas y tiendas gigantes de tecnología.
Esa noche nos juntamos con Yui, una amiga de la Denisse, amiga de Diego, que vive en Osaka, fuimos a un local ya lleno donde nos instalaron un pequeña mesa para comer en la calle misma durante esa agradable y ventosa noche. Probamos pollo frito, pescados y verduras que nos recuerdo el nombre y sake. Fue muy ameno poder conversar por fin con alguien de allá.
El tercer día comenzó con mucha lluvia (MUCHA) y un desayuno en la estación para partir al templo Sumiyoshi, el que tenía nuevamente un increíble parque al frente, con hermosas garzas, peces y mariposas. En la tarde fuimos a recorrer el barrio más comercial de Osaka, para llegar a la clásica postal: el letrero de Glico (que a todo esto, todavía no sé que intenta vender). La cantidad de tiendas, restaurants, letreros luminosos y esculturas gigantes era impresionante, esta era una de las imágenes icónicas de Japón que estábamos buscando.
Volvimos caminando a nuestra micro-pieza mientras caían un par de gotas con 30ºC grados, las calles eran oscuras, pero Japón es de los países más seguros del mundo.
A la mañana siguiente partimos a un café donde me encontré sorpresivamente con un PASTEL DE NATA!! Siiii, si ven mi post de Lisboa podrán ver lo mucho que los extrañaba, así que no podía no comprarlo. Después de eso partimos a la estación para nuestro próximo destino: Kanazawa.
Si llegaron hasta aquí los felicito por que yo no sé si podría leer todo esto de nuevo. Y si tienen alguna duda, comentario, etc, déjelo abajo no más.
Gracias por la compañía!
pd.: las fotos están en orden casi cronológico.
pd.2: Al final hay unos minivideos del festival (sin edición)
pd.3: Todas estas fotos fueron tomadas con la Fuji X100T
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I tried, I swear, I really tried, but I couldn’t choose less photos, so, be patient if you wanna see everything
We arrived to Osaka in the afternoon, really anxious about the Matsuri we were going to see. We left our stuff in our micro-room and walked to the event by dusk. Surrounding the river, between fireworks, parks, people and more people we came through the Main Street: thousands of people, hundreds of food stands, kids’ games, kimonos and costumes with about 40 ºC and 2000% of humidity.
It was fascinating to see how they prepared hundreds of different plates, we wanted to try everything, but with the heat we lost our hunger and we had to be very selective to pick what to eat, being one of the essentials: the Takoyaki, dough balls with octopus, typical from Osaka. We didn’t get the half of the preparations, but everything looked delicious.
We walked blocks and blocks with people doing long lines waiting for the most famous dishes. We started to return, rest for a while, we saw a lot a people surrounding a famous guy with white hair, we’re thinking about leaving until we saw a lot of girls dressed the same and some cops closing the streets: the carnival was about to start (and I was going to cry again).
The first thing we saw was some guys with dragon heads, they were not too many, but they started to cheer the show. - Just to make some context to the emotion, I want to remind you that in the earlier Matsuri in Kyoto, they were just men, adult men in the procession, no woman was involve. Beside that, I was in a conflict too with those girls dressed as Lolitas, wearing short dresses, hired to attract mens (old mens mainly) to coffees or restaurants and also with the hiperfeminized image of the geisha herself. I don’t know too much about those topics, but I couldn’t not get uncomfortable with it.- then the magic moment appear, those moments that give you faith in humanity: cheer music start, drums and hundreds of girls and women started to march, with flutes, umbrellas, sticks, all of them dancing, smiling and singing to the sound of music, all of them dressed alike, suits, pants, ribbons and individually chosen accessories. It was so beautiful, they keep appearing, hundreds or thousands of women, kids that were barely walking were there, in the middle of that inspiring synchrony. We already had that inspiring experience in the amazing Kinkaku-ji forest (see previous post), so it was inevitable that tears fall again.
Others groups passed by, playing instruments that I never heard before, some others with men force carrying altars over their shoulders until the last group passed by and we went back to our hotel. (I need to remind you the 40ºC degrees with 2000% of humidity).
The second day que started to de Osaka Castle (with a killer sun), a castle that works more as a museum, with some big walls suspiciously similar to the aztec buildings and a beautiful park (as always in Japan). Then we went to a place that we saw on Netflix’s show ‘Streert food’, but it was closed, so we went to a place in front of it that also had what we wanted to eat: the other esoecial plate from Osaka: the Okonomiyaki. After that we went to see the Umeda sector, where we found more typical dances and giant electronic shops.
That night we met Yui, a friend from a friend from Diego that is from Osaka, we went to a place where they install us a small table with seats in the street ‘cause they were full, but we enjoyed that nice and windy night. We tried fried chicken, fishes and vegetables which names I can’t remember, also sake. It was really pleasant to finally talk to someone from Japan.
The third day started with a lot of rain (I mean, A LOT), and a breakfast in the station before starting to the Sumiyoshi temple, which had also an incredible park, with beautiful herons, fishes and butterflies. In the afternoon we went through the most commercial neighborhood from Osaka to reach the most classical postcard: the Glico ad (by the way, I still don’t know what they’re trying to sell). The amount of stores, restaurants, neon signs and giant sculptures was impressive, that was part of the iconic images from Japan that we were looking for.
We went back to our micro-room by walking while some drops were falling with 30ºC degrees, the streets were dark, but Japan is one of the most safest countries.
The next morning we went to a cafeteria where I surprisingly found a PASTEL DE NATA (aka pastelito de Belem)!! Yessss, if you visit my Lisbon post you’ll see how much I missed them, so I couldn’t not buy it. After that we went to the station to take the train to our next destination: Kanazawa.
If you read until here I congratulate you, ‘cause I don’t know if I could (I’m fighting with this translation actually). If you have any questions, comments, grammatical advise, etc, leave it down (after the millions of photos).
Thanks for the company!
Ps.: the photos are in an almost chronological order.
ps2.: at the end are some mini-videos where you can see part pf the festival (no edit)
ps3.: All these photos were taken with the Fuji X100T