Kanazawa fue nuestra primera hermosa ciudad chica, donde pudimos ver edificios más antiguos, una especie de modernidad ochentera y como era de esperar por la época, nos esperaba una noche de festival, esta vez sólo fuegos artificiales.
Partimos recorriendo el distrito de las Geishas (cerca de donde alojábamos), con sus pasajes pequeños, tiendas de pastelería fina, helados con capas de oro y muchos turistas.
Almorzamos tarde, recorrimos y llegamos al lugar de los fuegos artificiales, una explanada abierta, ya oscureciendo, llena de gente sentada en el pasto, calor, algunos haciendo picnic, muchos niños jugando, hasta que empezó el espectáculo (el cual tuvimos que dejar antes que terminara para alcanzar a tomar la micro).
Comenzamos el segundo día temprano recorriendo el barrio, fuimos a un templo ‘Ninja’ (ahí se puede ver en una foto la instalación) y desayunamos unos gloriosos Fluffy Pancakes. ¿CÓMO NO AMAR ESA HERMOSURA? Esa suavidad, esa esponjosidad, esa textura. Al principio teníamos miedo de que la porción fuera muy grande, pero adivinen qué: no quedó nada.
Nuestro día siguió llendo al Castillo de Kanazawa (bajo un sol sin piedad), una hermosa construcción muy bien mantenida donde además explican el tipo y las formas de construcción con madera con las que fue erguido. Muy cerca del castillo se encontraba el gran parque Kenrokuen, que como deben adivinar, no era más que belleza por todos lados. Por cosas de tiempo (y calor) no pudimos recorrerlo entero, pero ya volveremos.
Seguimos caminando bajo el sol para llegar a otro de los lugares recomendados: el mercado. Muchos pescados, frutas desconocidas y varios restaurants, aprovechamos de comer nuestro primer sushi! Muy caro y muy delicioso, incluso tenía pequeños detalles en oro como estila en esta ciudad.
Recorrimos un poco más y volvimos a las Hostal donde el dueño se ofreció muy amablemente a llevarnos a la estación, fue un hermoso gesto para despedirnos de esta ciudad y partir a nuestro próximo destino: Kamakura.
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Kanazawa was our first little beautiful city, where we saw older buildings, a sort of eighties modernity and as it was expected ‘cause of the season, a festival night was waiting for us, this time only fireworks.
We started wandering through de Geisha district (nearby where we stay), with all his small passages, fine pastry shops, ice creams with gold capes and many tourists.
We had a late lunch, then wander and arrived to the fireworks place , an open esplanade, the sun hiding, it was full of people laying in the grass, some of them with picnics, heat, many kids playing, until the show started (we had to leave before it ended to take the bus).
We started the second day walking through the neighborhod, we went to the ‘Ninja’ temple (there you can see a funny installation) and had for breakfast some glorious Fluffy Pancake. HOW CAN YOU NOT LOVE THAT BEAUTY?? That softness, that sponginess, that texture. In the beginning we were afraid of the size of the portion, but guess what: we left nothing.
Our day continued on our way to the Kanazawa Castle (under a mercilessly sun), a beautiful construction so well maintained, there is also the explanation about how is constructed, and the shapes and types of wood from which it was built. Nearby the castle was the big Kenrokuen park, and as you may guess, it was beauty all around. We didn’t had much time so we couldn’t see it all, hope we could go back someday.
We kept walking under the sun to get to other of the recommended sites: the market. A lot of fishes, unknown fruits and many restaurants, we also ate our first sushi! So expensive and so delicious, it even had small pieces of gold as you can see in many food in this city.
We walk a bit more and went back to the Hostel were the owner kindly offer to take us to the train station by car, it was a beautiful gesture to say goodbye to this city and to start to our next destination: Kamakura